que represente a la mayoría contra los recortes!
Desde
que se conocieron los resultados de las elecciones generales del 20-D se abrió
una nueva batalla política, la de los pactos y alianzas que permitan la
formación de gobierno. Unos proponen un “pacto de Estado” donde la abstención
del PSOE permita un gobierno en minoría del PP. Otros enfrentan la alternativa
de un “mayoría de izquierdas” con la participación de Podemos. Pero todos
coinciden en que los resultados ofrecidos por el 20-D son “un rompecabezas de
difícil solución”, donde la fragmentación del voto no ofrece una mayoría clara
ni en sentido ni en otro.
¿Realmente
el 20-D no ha expresado con los votos una clara mayoría social... o esa es una
realidad que se pretende ocultar? ¿No es posible formar un nuevo gobierno que
represente a esa mayoría... o esa es una posibilidad que se quiere evitar a
toda costa?
Mayoría
absoluta contra los recortes y por la unidad
La
principal conclusión de los resultados del 20-D (y que se oculta bajo los
análisis sobre la caída del bipartidismo o la irrupción de nuevas fuerzas
emergentes) es la de la expresión de una mayoría social que se ha movilizado
contra los recortes y el saqueo contra el 90% de la población.
En
plena campaña, la Comisión Europea publicó un amenazador “Informe de
Vigilancia” sobre España donde se exigía una vuelta de tuerca en la reforma
laboral que permitiera rebajar otra vez los salarios o la ejecución el próximo
año de recortes por valor de 9.000 millones de euros.
El 20-D
la mayoría de los votos se han movilizado con claridad para expresar su
oposición a estos recortes y a las principales fuerzas que los están
ejecutando.
Y esa
marea de votos ciudadanos contra los recortes se ha expresado mucho más allá
del carácter de las fuerzas más votadas, de las propuestas o pactos de sus
élites.
Expresada
en los casi 5,2 millones de votos de Podemos, independientemente de las
posiciones de su dirección encabezada por Pablo Iglesias.
Pero
también en los 3,5 millones de votos a Ciudadanos que, frente a quienes
prácticamente los equiparan con el PP, nacieron hace diez años como punta de
lanza contra el asfixiante dominio del bipartidismo.
Incluye
también al casi un millón de votos que conserva IU, y al apoyo electoral
manifestado el 20-D a muchos partidos, con o sin representación parlamentaria, entre los que figura Recortes
Cero-Grupo Verde, que se han posicionado claramente contra los recortes y el
bipartidismo.
Y en
ese movimiento general debemos también sumar buena parte de los votos del PSOE.
Mucho más allá de su carácter sobradamente prohegemonista, la mayoría de
quienes han votado el 20-D al PSOE lo han hecho para enfrentarse a los recortes
que ahora ejecuta Rajoy.
Si
sumamos todas estas fuerzas, en las que independientemente de su carácter o
naturaleza, se ha expresado el voto contra los recortes, ofrecen una mayoría
absoluta.
Son 16
millones de votos que se han movilizado para expresar su rechazo a los
recortes. Y que en el parlamento, a pesar de una ley electoral injusta que
impide la expresión real de la voluntad popular, alcanzarían una mayoría
absoluta de 212 escaños.
Con la
misma contundencia que ha expresado su rechazo a los recortes, la mayoría
social se ha pronunciado por la unidad y contra la fragmentación.
En
Cataluña, la irrupción de una amplia mayoría contra los recortes y por la
unidad ha provocado un terremoto político.
Expresado en el rechazo social cada vez mayor a Artur Mas, cabeza de los
recortes y los proyectos contra la unidad.
Convergencia
ha perdido la mitad de los votos que tenía en 2011, y Junts pel Sí se ha dejado
463.000 votos en solo tres meses. Mientras
que el voto contra los recortes y el bipartidismo se ha disparado también en
Cataluña, convirtiendo a En Comú Podem en la fuerza más votada.
Los resultados en el
cinturón obrero de Barcelona expresan como una mayoría popular y de izquierdas
se moviliza buscando las opciones para manifestar su oposición a los recortes y
su defensa de la unidad. Si antes era hegemónico el PSC, el 27-S pasaron a
apoyar masivamente a Ciudadanos frente al órdago de fragmentación de Artur Mas,
y el 20-D han convertido a Podemos en primera fuerza, poniendo en primer plano
la lucha contra los recortes frente a la monopolización del debate político
catalán en torno a la independencia.
A
diferente nivel e intensidad, un mismo movimiento se ha producido en Euskadi y
Galicia.
Podemos se ha
convertido en la fuerza más votada en el País Vasco, mientras que EH Bildu
pierde más de un tercio de sus votos.
O en Galicia el BNG,
único referente del voto en apoyo a la fragmentación, perdía más de un 60% de
su apoyo electoral y los dos diputados que tenía.
Esta es la realidad
del voto expresada el 20-D, y que todos ocultan. La de una amplia mayoría
social contra los recortes y por la unidad.
La peor opción
La irrupción de una
mayoría social contra los recortes y por la unidad ha desbaratado los cálculos
del hegemonismo y la oligarquía para la formación de un nuevo gobierno que
permita seguir ejecutando sus proyectos.
El hegemonismo y la
oligarquía necesitan un nuevo gobierno que garantice la intensificación del
saqueo contra el 90% de la población, el incremento de la apropiación y expolio
de las principales fuentes de riqueza para el país, y un mayor
encuadramiento político y militar de España en la maquinaria militar
norteamericana.
Y para ello, tras el mapa político que ha deparado
el 20-D, la principal opción del
hegemonismo y la oligarquía es la de una “gran coalición”, respaldada por PP,
PSOE y Ciudadanos.
Es lo que Enric Juliana
llama hoy en La Vanguardia “una gran coalición al estilo alemán
(PP-PSOE-Ciudadanos) que gustaría mucho en Bruselas y Berlín y contaría con el
decidido aplauso del Ibex-35”.
Un gobierno en minoría del
PP, pero que contaría con el apoyo de los escaños del PSOE y Ciudadanos en las
decisiones importantes, alcanzando una cómoda mayoría de 253 escaños sobre 350,
que permitiría la “estabilidad” necesaria para seguir cumpliendo con los
mandatos de Bruselas y el FMI, acatando la mayor participación en las aventuras
bélicas norteamericanas...
Es la opción por la que se
han pronunciado claramente los principales portavoces tanto de Berlín como de
Washington. Y que la oligarquía respaldó públicamente con el insólito
pronunciamiento, en la portada de Expansión, de 16 ex ministros del PP y del
PSOE y cuadros dirigentes de bancos y monopolios, reclamando un “gobierno
estable”, bajo la forma de un entendimiento entre los dos grandes partidos del
bipartidismo. Y que se mantuviera como mínimo hasta 2017, justo el periodo
necesario para ejecutar los ajustes ya pactados con la UE.
Este es el gobierno que más favorecería los
intereses del hegemonismo y la oligarquía, permitiéndole ejecutar con relativa
comodidad sus proyectos a pesar de los resultados del 20-D -con el desplome del
bipartidismo y el avance del viento popular-, y el más lesivo para los
intereses populares y nacionales, anunciando mayores recortes y una mayor
sumisión a los mandatos de Washington y Berlín.
¿Cuál es el gobierno que nos interesa a la
mayoría?
Como única alternativa se ofrece la formación de un
gobierno “de mayoría de izquierdas”, basado en un entendimiento entre el PSOE y
Podemos, y con el apoyo de otras fuerzas como IU o ERC.
La matemática parlamentaria de suma de escaños, y
la oposición manifiesta de importantes barones del PSOE, encabezados por la
presidenta andaluza Susana Díaz, convierten esta opción en algo casi
irrealizable.
¿Pero seguro que estas son las únicas opciones
posibles?
El sentido del voto expresado el 20-D abre la
posibilidad de otro gobierno que representara a la mayoría social que ha
manifestado su oposición a los recortes.
Uniendo a las diferentes fuerzas
que, más allá de las diferencias entre izquierda y derecha o entre “viejas
fuerzas” y “formaciones emergentes” han manifestado durante la campaña su
oposición al programa de recortes representado por un nuevo gobierno encabezado
por el PP.
Nucleado en torno a la suma de
PSOE, Podemos y Ciudadanos. ¿Esto es un imposible y una “alianza antinatural” o
expresa lo que la mayoría ha votado el 20-D?
Más allá de las posiciones de su
dirección, los 5,2 millones de votos a Podemos son expresión del avance del
viento popular contra los recortes.
La inmensa mayoría de votos
recibidos por Ciudadanos representan a quienes aspiran a un cambio liberado de
la asfixia del dominio bipartidista.
Y los votos al PSOE aspiraban, al
margen de la posición de Pedro Sánchez y su dirección, a un cambio frente a los
recortes impuestos por el gobierno de Rajoy.
La suma de PSOE, Podemos y Ciudadanos
ofrecería una mayoría absoluta de 199 escaños, que permitiría un nuevo gobierno
estable.
En las condiciones que ha
deparado el 20-D, este seria el gobierno que más nos interesa a la mayoría
social. Perfectamente posible según la artimética parlamentaria.
Y que debería tener como primer
punto para un programa común la reversión de los recortes ejecutados durante
estos últimos años contra el 90% de la población. Tanto en la sanidad y la
educación públicas como a través de la reforma laboral o el tijeretazo a las
ayudas sociales.
Enfrentándose a los nuevos
recortes que la UE y el FMI pretenden imponernos ya para el próximo año.
Este nuevo gobierno permitiría la
expresión política de la mayoría social contra los recortes que se ha
manifestado el 20-D. Y crearía muchas mejores condiciones para enfrentar el
proyecto de saqueo contra el 90% ejecutado durante los últimos años a golpe de
los mandatos de la troika.
La mayoría social se ha pronunciado el 20-D contra
los recortes y por la redistribución de la riqueza. Esta es la corriente
principal en la política española y debemos aprovecharlo, impidiendo que se
silencie, traicione o reconduzca.
Exigimos un cambio de verdad que pasa por la
redistribución de la riqueza.
Un gobierno de amplia unidad contra los recortes
podría permitir también el avance de un programa de redistribución de la
riqueza para salir de la crisis en beneficio de la mayoría.
Señalando que solo podremos
hacerlo si defendemos la soberanía nacional para enfrentarnos a los recortes
que nos imponen el FMI o la UE, o convertimos a España en un referente de paz y
neutralidad frente a las exigencias de EEUU de encadenarnos todavía más a su
maquinaria militar.
Y para ello necesitamos
fortalecer la unidad del conjunto del pueblo trabajador de toda España en la
lucha contra los recortes. Porque quienes nos dividen y enfrentan benefician a
quienes pretenden imponernos un saqueo todavía mayor.
Este es el cambio político real, el que ha
demandado la mayoría social que el 20-D se ha movilizado contra los recortes.