¿HACIA DÓNDE VA LA INTERNACIONALIZACIÓN DEL PROCÉS?
Si Puigdemont, Junts
pel Si y la CUP declaran la independencia unilateral, este acto no tendrá valor
alguno si ningún centro internacional la reconoce.
Para enfrentarse a un Estado como España -la 14º potencia mundial y la
cuarta economía de la UE- las élites que dirigen el procés necesitan el apoyo a
sus proyectos de ruptura de algunas de las grandes potencias que gobiernan el
mundo.
Las posiciones internacionales que hasta ahora se han manifestado ante “el
problema catalán” suponen un fracaso para Puigdemont -todos los centros de
poder mundiales se han posicionado contra la fragmentación- pero al mismo
tiempo encierra peligros, de los que debemos prevenirnos, contra la unidad.
Por ahora, fracaso internacional para Puigdemont
Tras el 1-O los principales medios internacionales, portavoces de las más
poderosas burguesías del planeta, concentraban toda su información en denunciar
la brutalidad policial. Desde la ONU o algunas instancias de la UE se advertía
al Estado español que “la violencia no puede utilizarse para resolver
conflictos políticos”.
Unos pronunciamientos que llevaron al campo independentista a considerar
poco menos que ganada la batalla de la propaganda internacional.
Pocas horas después la realidad se impuso. La fragmentación de un país tan
importante como España -clave en la estabilidad de la UE, y también en los
proyectos de dominio norteamericanos- afecta a los intereses de las grandes
potencias mundiales, que no cuentan votos ni convocan referéndums.
"Quien quiere trocearnos lo hace para fortalecer su dominio
tanto sobre Barcelona como sobre Madrid"
Un periódico tan importante como el Financial Times -considerado
“la biblia” del gran capital anglonorteamericano- consideraba que “vista la
escasa participación y la indiscutible ilegalidad, no hay justificación alguna
para la declaración de independencia [en Cataluña]”.
Al
mismo tiempo, Le Monde, el portavoz de la gran burguesía francesa, insistía en
que “ningún Estado en Europa está dispuesto a reconocer el resultado del voto
del pasado domingo que, según el Gobierno catalán, habría dado la victoria al
Sí a la independencia.
En
la sesión del parlamento europeo celebrada en día siguiente del 1-O, una
avalancha de intervenciones de algunos grupos arremetieron contra España y
apoyaron los argumentos de Puigdemont. La reacción del presidente del
parlamento europeo, el italiano Antonio Tajani, fue fulminante. Cortó el
debate, alegando que “España es un país democrático” y que no iba a tolerar
ataques contra un estado miembro de la UE.
El
gobierno norteamericano ha vuelto a reiterar, aunque de forma no oficial si lo
suficientemente explícita para que llegara a la opinión pública española, su
compromiso “con una España unida y fuerte”.
El
saldo de la batalla internacional, más allá de la propaganda, en los
pronunciamientos de los gobiernos, que es donde de verdad se mide, representa
un fracaso para Puigdemont.
Ningún
gran centro de poder mundial parece dispuesto a avalar la independencia
unilateral de Cataluña.
España
es un peón demasiado importante para provocar una desestabilización de
consecuencias imprevisibles. Representa hoy un puntal de la estabilidad de una
UE en crisis profunda. Y supone para EEUU una plataforma geoestratégica clave
para sus proyectos.
¿Dónde está pues el peligro?
Si
no hay ningún centro de poder mundial dispuesto a avalar la aventura
independentista de Puigdemont... ¿entonces no hay peligro alguno?
La
realidad es mucho más compleja. Y nos enseña los riesgos a los que nos
enfrentamos.
Desde
importantes centros de poder norteamericanos o europeos se ha protegido o
avalado los proyectos de ruptura de los Mas y los Puigdemont.
Washington
y Berlín no están interesados en la fractura de España, pero si han jugado la
carta de azuzar las amenazas contra la unidad, dando alas y cobertura a los
Puigdemont y Junqueras.
No
quieren triturar España, pero sí debilitar su unidad, para debilitarnos y poder
imponernos un dominio todavía mayor del que hoy sufrimos.
La
defensa de la unidad es también la defensa de los intereses populares en
Cataluña y en el resto de España.
No hay comentarios:
Publicar un comentario