Una candidatura para unir al 90%
donde estén representados todos los sectores que
sufrimos los recortes y el saqueo impuestos por
el FMI y Berlín,
desde la base, pueblo a pueblo y ciudad a ciudad
con un programa que coja como centros:

- Redistribución de la riqueza
- Ampliación de la democracia
- Defensa de la soberanía nacional
- Unidad de todos los sectores afectados por la crisis

domingo, 10 de julio de 2016

campaña por la formación de un gobierno progresista de unidad contra los recortes y por la regeneración democrática

Estas elecciones las convocaron para intentar 
“reconducir el resultado de las anteriores generales” 
y no han conseguido su objetivo. 

El PP que ha sido el principal ejecutor de los recortes durante estos años 
NO ha ganado las elecciones. 
Tan sólo un 22% del censo ha votado al PP. 
Sólo ha recuperado una ínfima parte (600.000) de 
los tres millones y medio de votos que había perdido.

Frente al clima de opinión que se ha estado difundiendo durante estos días, la realidad es que es una inmensa mayoría la que ha votado por un cambio en el gobierno, contra los recortes y por la regeneración democrática. Más de 14.992.601 personas han votado en esta dirección (sumando PSOE, UNIDOS PODEMOS, CIUDADANOS, las confluencias de Podemos, y por supuesto Recortes Cero, UPYD, BNG, PACMA....) y sólo 8.763.000 han votado al PP, CIU, PNV, VOX...

Situar al PP como ganador o similar es erróneo y ahora mismo se corresponde con un clima de opinión que tiene como objetivo que el renunciemos a  batallar por los intereses populares y le entreguemos el gobierno en bandeja y no sólo eso es una ofensiva ideológica que busca generar desencanto y desmovilización en los sectores más adelantados

Los principales centros de poder y la oligarquía española, que buscaban “corregir” los resultados del 20D, han fracasado el 26J.

Han tratado de despejar los obstáculos que impidieron tras el 20-D un nuevo gobierno del PP y han fracasado. Por el contrario, se ha vuelto a manifestar una amplia mayoría social contra los recortes y por la regeneración democrática.

El largo ciclo electoral, abierto con las andaluzas en marzo de 2015 y culminado con la generales del 26J, ha dado como resultado una nueva correlación de fuerzas política más favorable a los intereses populares y más desfavorable para los proyectos del FMI y Berlín. Determinado por el avance de una mayoría social contra los recortes y por la regeneración democrática que se ha convertido en la fuerza principal en la política nacional. Y provocando un agudo retroceso de los principales gestores de la Troika, especialmente el PP.

Tras el 20D, una mayoría de votos contra los recortes cerró el paso a las alternativas hasta ahora “naturales” de gobierno, plasmado en la doble renuncia de Rajoy a presentarse a la investidura. Todos los esfuerzos se centraron entonces en impedir la formación de un gobierno progresista de unidad contra los recortes y por la regeneración democrática, esperando en unas nuevas elecciones poder “corregir” el voto de protesta expresado el 20D.

El 26J el voto contra los recortes y por la regenración democrática ha vuelto a convertirse en una amplia mayoría, con el apoyo de 15 millones de electores - un 171% de los votos de las candidaturas que defienden las políticas de recortes -. Lo que supone el 63,1% de los votos, una holgada mayoría absoluta social contra los recortes.

Los 690.000 votos recuperados por el PP respecto al 20D no ocultan que ha perdido 2,9 millones de votos respecto a las generales de 2011, y 2,3 millones si cogemos como referencia 2008.

El PP representa menos de un tercio de los votos y solo un 22,5% del censo. Los 137 diputados conquistados suponen un mínimo histórico, nunca un gobierno ha sido investido con una base electoral tan débil.

Los mismos voceros del “Imperio” son conscientes de esto. Así afirma The Wall Street Journal que “con esta victoria agridulce, el PP atraviesa las mismas dificultades para formar gobierno”, o The New York Times que “la repetición de las elecciones no es capaz de aclarar el futuro político de España”.

El avance del saqueo que sufre España, que afecta y ataca frontalmente al 90% de la población, ha provocado la irrupción, con una influencia política desconocida, de una mayoría social contra los recortes y por la regenración democrática. Mayoría que alcanzó por primera vez traducción electoral en las europeas de 2014, con más de 6 millones de votos, un 40% del total. En las municipales y autonómicas se convirtió ya en una mayoría de 10,6 millones de votantes, el 55,18% del total. Y en las generales del 20D llegó a representar 16,5 millones de votos, más del 70%.

El PP, el principal gestor de los recortes de la Troika y la oligarquía, ha salido profundamente debilitado de este largo envite electoral. Si primero vio cerradas las puertas del gobierno en Andalucía, dos meses después en las municipales y autonómicas perdía buena parte del enorme poder territorial que atesoraba. Tras el 26J su suelo electoral - antes situado en 9 o 10 millones de votos - ha descendido a solo 7 u 8 millones.

La alternativa política principal de la Troika y la oligarquía es la de imponer un nuevo gobierno del PP - con el respaldo o la abstención de PSOE y Ciudadanos - que permita garantizar la ejecución de los “compromisos internacionales” adquiridos. Pero su ejecución sigue enfrentando serias dificultades y resistencias.

Esos “compromisos” pasan por, en el terreno económico, convertir en estructural el grado de saqueo y expolio alcanzado, para intensificarlo a lo largo de 2016 y 2017. La UE exige un nuevo paquete de recortes (inmediato de 8.000 millones, en dos o tres años de 23.700 millones) para cumplir con los objetivos de reducción del déficit.

El desembarco del gran capital extranjero, que a principios del 2016 ya era casi del 50% del tejido productivo nacional, aumenta, amenazando incluso a “joyas de la corona” oligárquicas, como FCC, Abengoa, OHL o Banco Popular. Además del aumento de las presiones sobre Bankia que debe privatizarse antes del 2018. Por otra parte se preparar otra “vuelta de tuerca” en la reforma laboral, para intensificar el saqueo sobre los salarios, y un nuevo asalto a las pensiones públicas, como estamos comprobando estos días con la hucha de las pensiones.

En el terreno militar pasan por blindar el nuevo papel que España ya está jugando en la estructura bélica de EEUU. España encabeza este año tres estratégicas misiones de la OTAN: el mando de las fuerzas terrestres de despliegue rápido, la Policía Aérea del Báltico y la Agrupación Naval Permanente.

Y en el terreno político, por agudizar la degradación de España, como lo demuestra el hecho que haya quedado excluida de las dos reuniones donde la UE ha valorado las consecuencias del Brexit, a las que sí han asistido Holanda o Bélgica.

Para todo ello tienen que imponer un nuevo gobierno necesariamente en torno al PP, y un modelo político que reconduzca el descontento a cambio de algunas concesiones y reformas. ¿Cómo? forzando al PSOE y a Ciudadanos a sumarse a alguna forma de gran coalición, con un voto afirmativo o al menos con una abstención limitada y en segunda vuelta que permita gobernar a Rajoy.

Al mismo tiempo, se produce la visita de Obama, donde, de forma insólita, el presidente norteamericano se reunirá en plenas negociaciones para la formación de gobierno con los candidatos de las cuatro principales fuerzas políticas (PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos).

Pero el hecho de que Obama visite España (algo que no estaba previsto y se decidió hace pocas semanas) revela las dificultades que existen para imponer sus alternativas de gobierno. En 2010 bastó una simple llamada telefónica para que Zapatero diera un giro de 180 grados a su política. Ahora el mismísimo presidente norteamericano está obligado a desplazarse a España.

El avance de la mayoría social contra los recortes y por la regeneración democrática ha ido acompañado de una mayor penalización en el voto a las opciones que defienden la fragmentació, tanto en Cataluña como en Euskadi y Galicia.

Desde 2011, las fuerzas que han defendido la fragmentación han perdido casi medio millón de votos, un 22,9% de los que tenían hace cinco años.

Cuanto más avanzaba la mayoría de izquierdas, y se colocaba en primer plano la lucha contra los recortes, más descendía el apoyo social a los planes de disgregación.

En Cataluña, las municipales se saldaron con una mayoría de votos por la unidad (el 51,79% del total). En las autonómicas del 27S los partidarios de la fragmentación apenas representaron el 36,81% del censo, mientras en un momento de máxima movilización y ofensiva soberanista, el 63,19% de los catalanes, más de seis de cada diez, se negaron a respaldar la fragmentación. Y el 26-J, la suma de ERC y Convergencia ha quedado reducida al 20,70% del censo.

Desde 2011, Convergencia ha perdido más de medio millón de votos, la mitad de los que tenía. Y el 26J ha  relegada a cuarta fuerza en votos, con apenas 20.000 votos más que el PP en Cataluña.

En Euskadi el PNV pierde por primera vez su condición de primera fuerza en escaños, superado por Unidos-Podemos. La suma de PNV y Bildu ha perdido más de 50.000 votos, y solo representan el 27% del censo.


Mientras en Galicia el BNG  ha vuelto a perder 25.000 votos, un 32% de los que tenia el 20-D. Si lo comparamos con 2011, se ha dejado el 75% de los votos que tenía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario