Una candidatura para unir al 90%
donde estén representados todos los sectores que
sufrimos los recortes y el saqueo impuestos por
el FMI y Berlín,
desde la base, pueblo a pueblo y ciudad a ciudad
con un programa que coja como centros:

- Redistribución de la riqueza
- Ampliación de la democracia
- Defensa de la soberanía nacional
- Unidad de todos los sectores afectados por la crisis

jueves, 31 de diciembre de 2015

Tras los resultados del 20-D


¡Sí se puede formar un gobierno 
que represente a la mayoría contra los recortes!

Desde que se conocieron los resultados de las elecciones generales del 20-D se abrió una nueva batalla política, la de los pactos y alianzas que permitan la formación de gobierno. Unos proponen un “pacto de Estado” donde la abstención del PSOE permita un gobierno en minoría del PP. Otros enfrentan la alternativa de un “mayoría de izquierdas” con la participación de Podemos. Pero todos coinciden en que los resultados ofrecidos por el 20-D son “un rompecabezas de difícil solución”, donde la fragmentación del voto no ofrece una mayoría clara ni en sentido ni en otro.
¿Realmente el 20-D no ha expresado con los votos una clara mayoría social... o esa es una realidad que se pretende ocultar? ¿No es posible formar un nuevo gobierno que represente a esa mayoría... o esa es una posibilidad que se quiere evitar a toda costa?

Mayoría absoluta contra los recortes y por la unidad

La principal conclusión de los resultados del 20-D (y que se oculta bajo los análisis sobre la caída del bipartidismo o la irrupción de nuevas fuerzas emergentes) es la de la expresión de una mayoría social que se ha movilizado contra los recortes y el saqueo contra el 90% de la población.

En plena campaña, la Comisión Europea publicó un amenazador “Informe de Vigilancia” sobre España donde se exigía una vuelta de tuerca en la reforma laboral que permitiera rebajar otra vez los salarios o la ejecución el próximo año de recortes por valor de 9.000 millones de euros.
El 20-D la mayoría de los votos se han movilizado con claridad para expresar su oposición a estos recortes y a las principales fuerzas que los están ejecutando.
Y esa marea de votos ciudadanos contra los recortes se ha expresado mucho más allá del carácter de las fuerzas más votadas, de las propuestas o pactos de sus élites.
Expresada en los casi 5,2 millones de votos de Podemos, independientemente de las posiciones de su dirección encabezada por Pablo Iglesias.
Pero también en los 3,5 millones de votos a Ciudadanos que, frente a quienes prácticamente los equiparan con el PP, nacieron hace diez años como punta de lanza contra el asfixiante dominio del bipartidismo.

Incluye también al casi un millón de votos que conserva IU, y al apoyo electoral manifestado el 20-D a muchos partidos, con o sin representación  parlamentaria, entre los que figura Recortes Cero-Grupo Verde, que se han posicionado claramente contra los recortes y el bipartidismo.
Y en ese movimiento general debemos también sumar buena parte de los votos del PSOE. Mucho más allá de su carácter sobradamente prohegemonista, la mayoría de quienes han votado el 20-D al PSOE lo han hecho para enfrentarse a los recortes que ahora ejecuta Rajoy.
Si sumamos todas estas fuerzas, en las que independientemente de su carácter o naturaleza, se ha expresado el voto contra los recortes, ofrecen una mayoría absoluta.
Son 16 millones de votos que se han movilizado para expresar su rechazo a los recortes. Y que en el parlamento, a pesar de una ley electoral injusta que impide la expresión real de la voluntad popular, alcanzarían una mayoría absoluta de 212 escaños.
Con la misma contundencia que ha expresado su rechazo a los recortes, la mayoría social se ha pronunciado por la unidad y contra la fragmentación.
En Cataluña, la irrupción de una amplia mayoría contra los recortes y por la unidad ha provocado un terremoto político.  Expresado en el rechazo social cada vez mayor a Artur Mas, cabeza de los recortes y los proyectos contra la unidad.
Convergencia ha perdido la mitad de los votos que tenía en 2011, y Junts pel Sí se ha dejado 463.000 votos en solo tres meses. Mientras que el voto contra los recortes y el bipartidismo se ha disparado también en Cataluña, convirtiendo a En Comú Podem en la fuerza más votada.
Los resultados en el cinturón obrero de Barcelona expresan como una mayoría popular y de izquierdas se moviliza buscando las opciones para manifestar su oposición a los recortes y su defensa de la unidad. Si antes era hegemónico el PSC, el 27-S pasaron a apoyar masivamente a Ciudadanos frente al órdago de fragmentación de Artur Mas, y el 20-D han convertido a Podemos en primera fuerza, poniendo en primer plano la lucha contra los recortes frente a la monopolización del debate político catalán en torno a la independencia.
A diferente nivel e intensidad, un mismo movimiento se ha producido en Euskadi y Galicia.
Podemos se ha convertido en la fuerza más votada en el País Vasco, mientras que EH Bildu pierde más de un tercio de sus votos.
O en Galicia el BNG, único referente del voto en apoyo a la fragmentación, perdía más de un 60% de su apoyo electoral y los dos diputados que tenía.
Esta es la realidad del voto expresada el 20-D, y que todos ocultan. La de una amplia mayoría social contra los recortes y por la unidad.

La peor opción
La irrupción de una mayoría social contra los recortes y por la unidad ha desbaratado los cálculos del hegemonismo y la oligarquía para la formación de un nuevo gobierno que permita seguir ejecutando sus proyectos.
El hegemonismo y la oligarquía necesitan un nuevo gobierno que garantice la intensificación del saqueo contra el 90% de la población, el incremento de la apropiación y expolio de las principales fuentes de riqueza para el país, y un mayor encuadramiento político y militar de España en la maquinaria militar norteamericana.
Y para ello, tras el mapa político que ha deparado el 20-D, la principal opción del hegemonismo y la oligarquía es la de una “gran coalición”, respaldada por PP, PSOE y Ciudadanos.
Es lo que Enric Juliana llama hoy en La Vanguardia “una gran coalición al estilo alemán (PP-PSOE-Ciudadanos) que gustaría mucho en Bruselas y Berlín y contaría con el decidido aplauso del Ibex-35”.
Un gobierno en minoría del PP, pero que contaría con el apoyo de los escaños del PSOE y Ciudadanos en las decisiones importantes, alcanzando una cómoda mayoría de 253 escaños sobre 350, que permitiría la “estabilidad” necesaria para seguir cumpliendo con los mandatos de Bruselas y el FMI, acatando la mayor participación en las aventuras bélicas norteamericanas...
Es la opción por la que se han pronunciado claramente los principales portavoces tanto de Berlín como de Washington. Y que la oligarquía respaldó públicamente con el insólito pronunciamiento, en la portada de Expansión, de 16 ex ministros del PP y del PSOE y cuadros dirigentes de bancos y monopolios, reclamando un “gobierno estable”, bajo la forma de un entendimiento entre los dos grandes partidos del bipartidismo. Y que se mantuviera como mínimo hasta 2017, justo el periodo necesario para ejecutar los ajustes ya pactados con la UE.
Este es el gobierno que más favorecería los intereses del hegemonismo y la oligarquía, permitiéndole ejecutar con relativa comodidad sus proyectos a pesar de los resultados del 20-D -con el desplome del bipartidismo y el avance del viento popular-, y el más lesivo para los intereses populares y nacionales, anunciando mayores recortes y una mayor sumisión a los mandatos de Washington y Berlín.

¿Cuál es el gobierno que nos interesa a la mayoría?

Como única alternativa se ofrece la formación de un gobierno “de mayoría de izquierdas”, basado en un entendimiento entre el PSOE y Podemos, y con el apoyo de otras fuerzas como IU o ERC.
La matemática parlamentaria de suma de escaños, y la oposición manifiesta de importantes barones del PSOE, encabezados por la presidenta andaluza Susana Díaz, convierten esta opción en algo casi irrealizable.

¿Pero seguro que estas son las únicas opciones posibles?
El sentido del voto expresado el 20-D abre la posibilidad de otro gobierno que representara a la mayoría social que ha manifestado su oposición a los recortes.
Uniendo a las diferentes fuerzas que, más allá de las diferencias entre izquierda y derecha o entre “viejas fuerzas” y “formaciones emergentes” han manifestado durante la campaña su oposición al programa de recortes representado por un nuevo gobierno encabezado por el PP.
Nucleado en torno a la suma de PSOE, Podemos y Ciudadanos. ¿Esto es un imposible y una “alianza antinatural” o expresa lo que la mayoría ha votado el 20-D?
Más allá de las posiciones de su dirección, los 5,2 millones de votos a Podemos son expresión del avance del viento popular contra los recortes.
La inmensa mayoría de votos recibidos por Ciudadanos representan a quienes aspiran a un cambio liberado de la asfixia del dominio bipartidista.
Y los votos al PSOE aspiraban, al margen de la posición de Pedro Sánchez y su dirección, a un cambio frente a los recortes impuestos por el gobierno de Rajoy.
La suma de PSOE, Podemos y Ciudadanos ofrecería una mayoría absoluta de 199 escaños, que permitiría un nuevo gobierno estable.
En las condiciones que ha deparado el 20-D, este seria el gobierno que más nos interesa a la mayoría social. Perfectamente posible según la artimética parlamentaria.
Y que debería tener como primer punto para un programa común la reversión de los recortes ejecutados durante estos últimos años contra el 90% de la población. Tanto en la sanidad y la educación públicas como a través de la reforma laboral o el tijeretazo a las ayudas sociales.
Enfrentándose a los nuevos recortes que la UE y el FMI pretenden imponernos ya para el próximo año.
Este nuevo gobierno permitiría la expresión política de la mayoría social contra los recortes que se ha manifestado el 20-D. Y crearía muchas mejores condiciones para enfrentar el proyecto de saqueo contra el 90% ejecutado durante los últimos años a golpe de los mandatos de la troika.
La mayoría social se ha pronunciado el 20-D contra los recortes y por la redistribución de la riqueza. Esta es la corriente principal en la política española y debemos aprovecharlo, impidiendo que se silencie, traicione o reconduzca.
Exigimos un cambio de verdad que pasa por la redistribución de la riqueza.
Un gobierno de amplia unidad contra los recortes podría permitir también el avance de un programa de redistribución de la riqueza para salir de la crisis en beneficio de la mayoría.
Señalando que solo podremos hacerlo si defendemos la soberanía nacional para enfrentarnos a los recortes que nos imponen el FMI o la UE, o convertimos a España en un referente de paz y neutralidad frente a las exigencias de EEUU de encadenarnos todavía más a su maquinaria militar.
Y para ello necesitamos fortalecer la unidad del conjunto del pueblo trabajador de toda España en la lucha contra los recortes. Porque quienes nos dividen y enfrentan benefician a quienes pretenden imponernos un saqueo todavía mayor.


Este es el cambio político real, el que ha demandado la mayoría social que el 20-D se ha movilizado contra los recortes.

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