Una candidatura para unir al 90%
donde estén representados todos los sectores que
sufrimos los recortes y el saqueo impuestos por
el FMI y Berlín,
desde la base, pueblo a pueblo y ciudad a ciudad
con un programa que coja como centros:

- Redistribución de la riqueza
- Ampliación de la democracia
- Defensa de la soberanía nacional
- Unidad de todos los sectores afectados por la crisis

martes, 13 de diciembre de 2016

El paro sube en noviembre


El número de parados registrados subió, por cuarto mes consecutivo, en noviembre. 24.841 personas desempleadas más respecto al mes anterior (+0,6%), lo que eleva el paro hasta 3.789.823 personas. 

Un dato muy malo que se va subrayado por el hecho de que en el mes de noviembre de los tres últimos años, el paro bajó. "La persistencia de altos niveles de desempleo, la creciente tasa de temporalidad, el peso del empleo a tiempo parcial, el aumento de la desigualdad salarial entre hombres y mujeres o las horas extras trabajadas pero no pagadas, siguen caracterizando nuestro mercado de trabajo"



La devaluación salarial y la precarización de las condiciones de trabajo, promovidas por la reforma laboral, fomentan una recuperación desigualmente repartida y un modelo de crecimiento basado en actividades poco productivas, que basan su negocio en el uso excesivo de la precariedad y la temporalidad. La caída de la afiliación a la Seguridad Social en noviembre (-23.674) unido al aumento del paro (24.841) muestran una muy mala evolución del mercado de trabajo en noviembre, registrando los peores datos en un mes de noviembre en los últimos años. La finalización de los empleos ligados a la hostelería impulsa el aumento del paro, que solo se ve compensado parcialmente por las contrataciones en educación a rebufo del nuevo curso escolar y en el comercio impulsadas por la temporada de invierno y diversas campañas comerciales. La evolución del mercado de trabajo sigue mostrando la ausencia de cambio del modelo productivo. La creación de empleo sigue concentrada en servicios poco productivos y de bajo valor añadido (comercio, hostelería, servicios auxiliares) con un peso muy reducido para la industria y los sectores de intensidad tecnológica media y alta. Los niveles de protección contra el desempleo se siguen deteriorando, con descensos de la tasa de cobertura bruta, que se sitúa en el 51,1%, donde la gran mayoría solo percibe una prestación asistencial y el importe medio de la prestación contributiva percibida que se sitúa en 803,4 euros mensuales.


EVOLUCIÓN DE LA COYUNTURA LABORAL
Comienzo de la temporada de invierno y la larga campaña navideña Noviembre cierra con un paro registrado de 3.789.823 personas, que sube por cuarto mes consecutivo, con un aumento mensual de 24.841 personas paradas (+14.543 en términos desestacionalizados). La subida del paro en noviembre de 2016 contrasta con los descensos de años anteriores (-27.071 en noviembre de 2015 y -14.688 en noviembre de 2014) lo que supone un dato pésimo y que y consolida la reducción del paro en un mes en el que tradicionalmente aumentaba el paro registrado. En términos interanuales el descenso del paro se desacelera hasta 359.475 personas en noviembre, empeorando el dato anterior y moderando su descenso anual hasta el -8,7%. El aumento del paro registrado en el sector servicios, tras el fin de la temporada estival, en la agricultura y en el colectivo sin empleo anterior, no se ve compensado por los moderados descensos del paro en la industria y en la construcción. En noviembre el paro sube tanto entre los hombres (+12.082) como entre las mujeres (+12.759). En términos anuales, el descenso del paro sigue siendo mayor entre los hombres (-208.630 parados, -11,1%) que entre las mujeres (-150.845 paradas, -6,6%) lo que mantiene la feminización del paro en España, donde el 56,1% son mujeres. En noviembre el paro aumenta tanto entre los jóvenes menores de 25 años (6.277, +2%) y entre la población mayor de 25 años (18.564, +0,5%) La afiliación media a la Seguridad Social cae en noviembre (-32.832 personas) y se sitúa en 17.780.524 afiliados en el conjunto del sistema, lo que modera el 3 crecimiento interanual del empleo hasta los 557.437 afiliados (+3,24%). En noviembre suele aumentar la afiliación en las fases de crecimiento económico, así lo hizo en 2015 (1.620) o 2014 (5.232). La pérdida de afiliados en noviembre de 2016 nos retrotrae a la evolución que se producía durante los años de crisis y recesión. La variación del dato desestacionalizado de afiliación en noviembre sí es positiva y se incrementa en 22.603 afiliados. No obstante llama la atención el elevado número de bajas de afiliación que se produce siempre el último día del mes: el 30 de noviembre fueron dados de baja en la Seguridad Social 156.400 trabajadores y trabajadoras, lo que da idea de la volatilidad y precariedad de nuestro mercado de trabajo. La variación sectorial de la afiliación al régimen general de la Seguridad Social durante el mes de noviembre pone de relieve el profundo comportamiento estacional del empleo. Como cada noviembre y una vez finalizada la temporada estival, el descenso mensual de afiliación se concentra en los servicios de hostelería que registran un fuerte descenso, que se ve compensado por el repunte de los afiliados en educación (una parte de las nuevas incorporaciones se producen comenzado ya el curso escolar), en comercio (temporada de otoño-invierno y diversas campañas comerciales para impulsar las ventas antes del periodo navideño) y en el régimen especial agrario.


Datos a partir de la EPA.


El crecimiento interanual de la afiliación a la Seguridad Social se empezó a moderar a mediados de 2015, en línea con la ralentización del crecimiento económico que muestran los datos de Contabilidad Nacional Trimestral (0,7% trimestral y el 3,2% anual en el tercer trimestre de 2016). Sin embargo, a partir del verano de de 2016 el
ritmo de creación de empleo se ha recuperado, vinculado a la gran temporada estival del sector turístico en España. Noviembre ha quebrado esa tendencia y habrá que analizar meses posteriores para ver si se consolida cambio de tendencia. La regresión demográfica mejora las estadísticas: el mercado laboral se encoje Es evidente que con la recuperación económica se ha reactivado la creación de empleo y el descenso del paro. Pero también es cierto que la pérdida de población, y sobre todo de población activa está ayudando a “mejorar” las estadísticas laborales. La EPA ofrece una visión más completa de la evolución de la situación laboral de la población y muestra que el descenso del paro es mayor que la creación de empleo, por lo que hay otros factores que explican la bajada del desempleo. Los últimos años, desde 2012, se caracterizan por una pérdida de población (envejecimiento, emigración) que se ha concentrado en la población activa (ocupados, parados) al tiempo que la población inactiva crecía ligeramente durante la crisis, impulsada inicialmente por el aumento de los desanimados y ya más recientemente por el resto de inactivos (población jubilada y otros). Según la EPA el paro alcanzó su nivel máximo en el primer trimestre de 2013 con 6,3 millones y la población ocupada se situó en 17 millones, muy cerca de su mínimo durante la crisis. Entre el primer trimestre de 2013 y el tercer trimestre de 2016, el paro ha bajado en 1,96 millones de personas, debido a un aumento del empleo de 1,5 millones de personas y la pérdida de 460.000 personas activas, fruto de la reducción de población en edad de trabajar (por la emigración) y de un aumento de la población inactiva (jubilados, desanimados). La población activa masculina ha disminuido en casi un millón de personas (957.000) desde el comienzo de la crisis, entre el tercer trimestre de 2008 y el tercer trimestre de 2016. La población activa femenina siguió aumentando durante la primera etapa de la crisis, alcanzó su máximo en 2012 y aunque desde entonces también ha caído, lo ha hecho en mucha menor medida que entre los hombres. 

MODELO DE CRECIMIENTO, TEMPORALIDAD Y ROTACIÓN La creación de empleo sigue concentrada en los sectores menos productivos de la economía española que han caracterizado tradicionalmente nuestro modelo de crecimiento, sin evidencias que muestren el tan necesario como demorado cambio del modelo productivo hacia uno de mayor valor añadido. La recuperación económica reactivó la creación de empleo hasta mediados de 2015, cuando la creación de empleo empezó a debilitarse al perder fuerza el avance de la economía y agotarse los factores favorables extraordinarios (“viento de cola”) sobre los que se apoyaba. La gran temporada turística estival de 2016 ha permitido recuperar de nuevo las tasas de creación de empleo, aunque empeorando aun más la baja calidad del empleo creado, con niveles inaceptablemente altos de precariedad. 5 La precariedad laboral, en sus diferentes formas, afecta a la mayoría de la población activa de este país y ha aumentado durante la crisis: tiempo parcial, empleo autónomo, devaluación salarial. Al igual que la etapa de crecimiento anterior se caracterizaron por el aumento de la precariedad laboral y la desigualdad, la recesión y la larga crisis han disparado los niveles de desigualdad y pobreza laboral. La nueva etapa de crecimiento viene marcada por el fuerte repunte de la temporalidad del empleo neto creado. Sigue sin consolidarse el cambio del modelo productivo La variación de la afiliación al régimen general de la Seguridad Social durante el último año (noviembre 2016-2015) muestra el impulso del sector servicios en la creación de empleo, encabezado por las ramas de hostelería, comercio y servicios auxiliares. En estos últimos doce meses el aumento de la afiliación al régimen general se ha concentrado en un 49% en las ramas de comercio, hostelería, actividades administrativas y servicios auxiliares y construcción. Las ramas marcadas por la fuerte presencia del sector público (Administración Pública, educación, actividades sanitarias y servicios sociales) concentran el 21% del aumento de los afiliados al régimen general. La industria manufacturera solo concentra el 10% del aumento de la afiliación, mientras que las actividades profesionales, científicas y técnicas apenas suponen el 6% del empleo creado. En el mes de noviembre la hostelería ha perdido 91.025 afiliados, seguido a gran distancia en la pérdida de afiliados por la agricultura, sanidad y servicios sociales y la Administración Pública. Por el contrario, la educación aumenta sus afiliados (25.121) a rebufo del arranque del curso académico. El comercio también se apunta a la creación de empleo (21.150), vinculado a la temporada de invierno y a las campañas comerciales que tratan de impulsar las ventas (Halloween, Black Friday, inicio de la cada vez más larga campaña navideña). El peso en el empleo creado de la industria manufacturera, información y comunicaciones, actividades profesionales, científicas y técnicas es positivo aunque reducido. En España, la mayor parte del empleo y la actividad se ubica en actividades de bajo contenido tecnológico, según los datos de la EPA. Solo el 7% de la población ocupada (y un 9,4% de los asalariados del sector privado) se ubican en sectores de contenido tecnológico medio y alto. Los datos de creación de empleo por rama de actividad al cierre de 2015 muestran que sigue sin consolidarse un cambio del modelo productivo ni un cambio en el patrón de creación de empleo. En 2015 apenas el 8% del empleo neto generado (+43.000 ocupados) se concentró en sectores de contenido tecnológico medio y alto de la industria y los servicios, mientras que el 92% se concentró en sectores de contenido tecnológico bajo (+482.000 ocupados). Analizando la evolución del empleo en 2015 por sectores de actividad, se aprecia la preponderancia de los servicios de mercado en la creación de empleo, acompañado por la agricultura, la construcción y el sector público. Por el contrario la industria está jugando un papel muy reducido en la creación de empleo.



Datos a partir de la EPA.


El paro y la precariedad siguen caracterizando nuestro mercado de trabajo La precariedad laboral entendida como ausencia de un trabajo de calidad que garantice unas condiciones dignas y suficientes de subsistencia afecta a la mayoría de la población activa de este país, ya sea en su nivel máximo (en paro y sin ingresos) o en diferentes grados dependiendo de la calidad de las condiciones laborales. La persistencia de altos niveles de desempleo, con amplios contingentes de población en paro de larga duración, parados sin prestaciones o de población desanimada e inactiva laboralmente que ya ni siquiera figura en las estadísticas de desempleo, es el primer indicador de la precariedad laboral que registra nuestro mercado de trabajo. Otros indicadores de precariedad son la creciente tasa de temporalidad, el peso del empleo a tiempo parcial, el aumento de la desigualdad salarial entre hombres y mujeres o las horas extras trabajadas pero no pagadas. La cifra de personas inscritas en el Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE) es muy superior al dato del paro registrado. En noviembre de 2016, además de los 3.789.823 parados registrados, existen otros 267.189 demandantes de empleo no ocupados que no computan como parados y 1.046.611 ocupados demandantes de empleo (buscan mejora de empleo) o disponibilidad limitada o demandan un empleo especializado. En total, la cifra de demandantes de empleo registrados aumenta en noviembre hasta 5.103.623 personas, un dato que supera en 1,2 millones la cifra de paro registrado. Los afiliados al régimen general de la Seguridad Social cada vez registran una peor calidad en su empleo y una mayor precariedad. En noviembre de 2016 menos de la mitad de los afiliados al régimen general cuentan con un contrato indefinido a jornada completa (48%) mientras que el 52% restante presenta algún tipo de precariedad, ya sea por su tipo de contrato (temporal) ya sea por su trabajo por horas (tiempo parcial). Desde 2010 se viene cayendo el peso de los afiliados indefinidos a tiempo completo, inicialmente por el avance de los afiliados a tiempo parcial y desde 2014 por el repunte de nuevo de los afiliados con contrato temporal.
partir de la EPA del INE


Los datos de la EPA también confirman el carácter precario del empleo generado durante la actual recuperación. Entre el primer trimestre de 2013 (nivel máximo de paro y el mínimo de empleo temporal de la crisis) y el tercer trimestre de 2016, se han creado 1,42 millones de empleos asalariados, de los que el 76% han sido temporales. En ese mismo periodo la tasa de temporalidad ha repuntado desde el 21,9% al 27,0%. El empleo asalariado a tiempo parcial creció con fuerza en los primeros años de la crisis (al tiempo que caía sobre todo el empleo temporal a tiempo completo) y pasó de suponer el 11,1% del empleo asalariado (3tr. 2007) a un máximo del 17,7% (2tr. 2014) y bajar posteriormente hasta el 15,8% (3tr. 2016) al dejar de crecer el empleo a tiempo parcial y repuntar el tiempo completo.


partir de la EPA del INE

 La creciente precariedad laboral viene potenciada por la altísima precariedad en la contratación: aumento de la rotación contractual, incremento de los contratos temporales de muy corta duración (horas, días), peso creciente del tiempo parcial,… En noviembre de 2016 el 91,1% de los contratos firmados han sido temporales (y un tercio de todos los contratos han sido temporales a tiempo parcial) y el solo el 5,1% son contratos indefinidos a tiempo completo (y otro 3,8% son indefinidos a tiempo parcial). El positivo repunte de la contratación indefinida en noviembre, aunque casi la mitad son a tiempo parcial, apenas mejora las cifras globales de contratación. La elevada rotación laboral de los asalariados temporales es un rasgo característico de la precariedad laboral, que empezó a repuntar con la crisis y que se ha acelerado tras la reforma laboral de 2012. Antes de la crisis era necesario firmar en torno a 3 contratos temporales para generar un empleo temporal en términos anuales. Durante la crisis, y especialmente a partir de 2012, ha aumentado el número de contratos temporales que es necesario firmar para generar un empleo temporal anual y se situaba en 4,6 contratos en 2015, evidenciando el fuerte repunte de la rotación laboral, acelerado tras la entrada en vigor de la reforma laboral.


datos del MEySS y del INE


 El fenómeno de la rotación laboral no es exclusivo de la contratación temporal y cada vez se extiende en mayor medida a los contratos indefinidos, especialmente tras la entrada en vigor de la reforma laboral de 2012. La recuperación del número de contratos indefinidos firmados se está traduciendo en una menor supervivencia de dichos contratos y su menor traslación a la creación de empleo indefinido. Cada vez hace falta firmar más contratos indefinidos para “consolidar” a final de año un empleo indefinido: en 2015 fueron necesarios firmar 1,45 contratos indefinidos para crear un empleo indefinido estable que se mantuviera al final del año, cuando al inicio de la crisis solo era necesario firmar 1,14 contratos indefinidos.

datos del MEySS y del INE



EL DETERIORO DE LA PROTECCIÓN POR DESEMPLEO 
La tasa de cobertura del desempleo se está recortando y no ha dejado de caer desde el año 2010, cuando alcanzó un nivel del 78,4% de media anual y máximos mensuales que llegaron al 80%. La amplia duración de la crisis y su intensidad en términos de destrucción de empleo, ha provocado el enquistamiento del paro de larga duración que afecta a la mayoría de la población parada ha generado una situación en la que junto a la disminución de la población desempleada en los dos últimos años, la población en paro cada vez cuenta con una protección menor, que se refleja en el menguante porcentaje de parados que cuentan con algún tipo de prestación, en el descenso de su calidad media (cada es menor la proporción de parados que perciben una prestación contributiva y mayor la de aquellos que solo perciben una asistencial) y en la cada vez menor cuantía media de las prestaciones percibidas. El dato publicado de la tasa de cobertura corresponde a septiembre de 2016 y se sitúa en el 54,2% y se sigue recortando respecto al dato del año anterior (-0,5%), lo que evidencia que el deterioro de la cobertura de la población desempleada está siendo más rápido que la reducción del paro. En paralelo a la caída de la tasa de cobertura por desempleo durante estos últimos años se ha producido un descenso de la calidad de las prestaciones por desempleo, al perder relevancia las prestaciones contributivas en favor de las asistenciales, debido principalmente al agotamiento de las prestaciones contributivas ante la prolongada duración de la crisis. Desde 2010 el descenso de las prestaciones contributivas ha sido mucho más intenso que el descenso de las prestaciones asistenciales, incrementando el peso de estas últimas sobre el total. Los datos disponibles de 2016 muestran que el deterioro en la calidad de las prestaciones se está frenando y las prestaciones contributivas comienzan a ganar peso en el total. No obstante, en septiembre de 2016 solo un 40% de las prestaciones eran contributivas, frente a un 60% que eran prestaciones asistenciales.

datos del MEySS

En octubre de 2016 había 3,76 millones de parados registrados, de los que 1,84 millones carecían de prestación, 1,20 millones percibían algún tipo de prestación asistencial y solo 718.991 parados percibían una prestación contributiva. Al descenso en el número de beneficiaros de la prestación por desempleo se suma el descenso progresivo de la cuantía media de la prestación contributiva percibida por beneficiario, que en octubre se ha situado en 803,4 euros brutos mensuales, tras registrar este mes un leve repunte interanual del 0,2%. El descenso del número de beneficiarios y del importe medio de las prestaciones se traduce en el descenso en el gasto en prestaciones por desempleo, tanto contributivas como asistenciales. Entre enero y septiembre de 2016 se acumula un descenso de 1.550 millones en el gasto en prestaciones, y de mantenerse la tendencia el resto del año, el recorte se situará en torno a los 2.000 millones de euros al final del año. Este descenso se añade al registrado ya en años anteriores, y que ha reducido el gasto anual en prestaciones desde los 32.238 millones en 2010 a 20.610 millones en 2015, un recorte acumulado de 11.628 millones anuales, más de un tercio del gasto de 2010. Este recorte tiene su origen en un sistema de protección que no estaba preparado para una crisis tan profunda y con una duración tan larga, a la que se añaden los recortes impuestos por el gobierno y que no se han visto paliados con la fallida creación del Programa de activación para el empleo.

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